Mindfulness o atención consciente: Una técnica con muchos beneficios

Actualmente, vivimos en una época en la que llenamos nuestro día a día de actividades y responsabilidades, que nos impiden centrarnos en nosotros mismos e indagar en nuestras emociones. Nos levantamos temprano, acudimos al trabajo, realizamos las compras necesarias a la salida, cumplimos con nuestras obligaciones sociales y, cuando llegamos a casa, nos dedicamos a sus quehaceres. El día termina y la cama nos espera, lugar donde caemos rendidos, tanto física como psicológicamente, para empezar otro día igual de frenético. De esta manera, los días pasan y nuestra salud física y psicológica se va resintiendo, al mismo tiempo que van sucediendo a nuestro alrededor detalles importantes que nos pasan desapercibidos, pues nuestra mente está demasiado ocupada en atender otras cosas (que, en muchas ocasiones, son de menos importancia). Esto supone un círculo vicioso que cada vez va siendo más grande, agrandando las exigencias diarias y las responsabilidades. Creemos, por error, que nuestro cuerpo y nuestra mente están preparados para aguantar una sobrecarga de actividad hasta límites insospechados, cuando lo cierto es que esto no es verdad; tras una temporada con este ritmo frenético, nuestro cuerpo termina enfermando y nuestra mente descarrila en algunos problemas que, en dosis altas, pueden llegar a ser muy graves e incapacitantes. Por ello, resulta importante parar este exceso de responsabilidades y actividades, atendernos a nosotros mismos, conocer las emociones que pasan por nuestra cabeza y proporcionarnos la comprensión que nos merecemos.

El Mindfulness nos puede ayudar.

Estas necesidades pueden englobarse en un término: Mindfulness. Más que una técnica, se trata de una filosofía de vida que propone prestar atención plena y consciente a nosotros mismos y a todo lo que ocurre dentro de nuestro cuerpo; nuestras emociones, nuestros movimientos, nuestras acciones. De la misma manera, nos ayuda a situarnos en cada momento y escenario, prestando atención plena a aquello que estamos haciendo, siendo conscientes de las emociones que nos transmiten, de cómo nos hace sentir, y focalizar nuestra atención en la experiencia. De esta manera, estaremos practicando la atención consciente en el momento presente. El Mindfulness tiene mucho que ver con la meditación tradicional, pues comparten el objetivo de mejorar la salud y la calidad de vida en términos globales. A pesar de la concepción religiosa que durante muchos años se le ha atribuido a la meditación, en la actualidad esta relación se va desvinculando. Por ello, el Mindfulness no se corresponde con ninguna religión ni es representativa de ninguna de ellas. Cualquier persona, sean cuales sean sus ideales y creencias, puede practicar esta técnica de manera adecuada y respetando toda su esencia. Esta técnica cuenta con el respaldo de la ciencia, pues sus resultados han sido avalados científicamente. Se ha demostrado que es una técnica eficaz para prevenir las recaídas en diferentes trastornos del estado de ánimo, como puede ser la depresión. No obstante, puede ser usada sin necesidad de haber sufrido problemas psicológicos; también supone una buena técnica para conseguir el bienestar emocional en términos generales.

¿Cómo se lleva a cabo esta técnica?

Aunque esta técnica puede llevarse a cabo de manera individual, es recomendable aprender a realizarla de la mano de algún instructor que nos enseñe a practicarla. Por ello, una buena idea para empezar con ella es asistiendo a sesiones en las que conseguiremos un estado profundo de conciencia. Actualmente existen muchos centros que proponen este tipo de actividades, como el centro Espai Obert, en Barcelona. Aprenderemos a no elaborar juicios sobre lo que sentimos nosotros y los demás, algo que, en condiciones normales, solemos hacer constantemente y que genera una sobrecarga mental innecesaria. Nos centrará en el aquí y ahora, para que seamos plenamente conscientes de lo que está sucediendo en este momento, evitando tener la atención dividida en muchos asuntos y sacándole el máximo partido a la situación actual. La posición para practicarlo es muy parecida a la posición que adoptamos en la meditación. Sentados en el suelo, sobre una superficie firme, en algún lugar libre de distracciones y ruidos. Centraremos nuestra atención en la respiración, realizándola de manera correcta, de manera que dejemos fluir el cuerpo y nuestras emociones. Una vez conseguido, visualizaremos un estado de plenitud y bienestar total, y nos acercaremos, poco a poco, a él. Para ello, podemos usar la imaginación y las verbalizaciones positivas sobre nosotros mismos y nuestros actos. Estos procesos demandan una concentración específica, que mejoraremos a medida que vayamos practicando este tipo de meditación. Esta técnica mejora la memoria, la concentración y ayuda a entender nuestras propias emociones, por lo que favorece la inteligencia emocional. Por todo ello, resulta muy recomendable iniciarse en ella y seguir practicándola una vez aprendamos a realizarla.